Antes que el instrumento e incluso las manos, la herramienta principal de cualquier músico es su oído. Lo primero, hay que aclarar lo que es tener un «buen oído»: no es que los músicos tengamos un oído más sensible que el resto, sino que somos más capaces de identificar (esto es, relacionar un sonido con un concepto teórico, o sea, «etiquetar») lo que escuchamos. En esta sección he incluido unos ejercicios para reconocer «de oído» intervalos, acordes, sus inversiones y las escalas. Dedicar algo de nuestro tiempo a desarrollar esta capacidad merece la pena: mejora nuestra afinación, nos permite aprender más temas (o tardar menos en sacar cada uno), tomar más ejemplos de composiciones, solos o frases que escuchemos, relacionar sonidos con nombres de notas o lugares en nuestro instrumento, reaccionar a lo que nuestros compañeros tocan cuando estamos improvisando en grupo, etc.
Existen numerosas apps (Primavista, Perfect Ear 2) y páginas (como http://www.miles.be) orientadas al entrenamiento auditivo. Casi todas ellas utilizan el mismo sistema: se reproduce un audio y el usuario identifica qué acorde, intervalo, escala, etc. ha sonado. Tras lo cual el programa evalúa si la respuesta es correcta. Estos programas funcionan muy bien y los considero altamente recomendables, máxime cuando la tecnología actual permite llevarlos en el móvil y poder practicar en cualquier momento, en cualquier parte (en combinación con unos auriculares, es mejor no ir por el mundo haciendo el cani).
Los archivos que he subido aquí no son de ese tipo (principalmente, porque cuando yo escribí mis primeras hojas para que los alumnos hicieran ear training, de las cuales éstas son una versión poco posterior, todavía no existían los móviles táctiles capaces de descargar aplicaciones así). Consisten en una sucesión de audios en mp3 para, simplemente, escuchar aquellas cosas que aspiramos a poder identificar después. Es recomendable repetir cantando lo que hemos escuchado (esta es de hecho la mejor forma de entrenar el oído, a través de la voz), lo que con simple práctica nos llevará a interiorizar los sonidos. En combinación con los programas mencionados anteriormente, unos minutos de práctica diaria resultarán en un oído cada vez mejor entrenado, listo para reconocer melodías o progresiones de acordes, y por ende, más capaz para el aprendizaje de repertorios o la improvisación.